Un inmigrante indeseable en el Caribe

Por Juan José Morales

Impacto Imbiental

Un indeseable inmigrante ha llegado a las aguas del Caribe mexicano: el pez león, o Pterois volitans como se le conoce en la nomenclatura científica. Según informa la Comisión Nacional para el Estudio de la Biodiversidad, la Conabio, desde hace tiempo se ha registrado la presencia de esta especie en aguas de Cancún. Igualmente se le ha observado en los arrecifes coralinos de Belice y —dado que por su coloración se confunde con el medio ambiente y tiene hábitos principalmente crepusculares y nocturnos— es muy probable que también se haya establecido en otros lugares del litoral de Quintana Roo sin que todavía se le hubiera detectado. El pez león, originario del Pacífico occidental y Oceanía, es tan bello como peligroso. Sus grandes espinas —de las cuales tiene 13 en el dorso, más otras en la región anal y en las amplias aletas pectorales— son venenosas y su picadura resulta en extremo dolorosa. La persona afectada sufre inflamación, enrojecimiento, sangrado, nauseas, entumecimiento, dolor de articulaciones, ansiedad, cefalea, confusión, mareo, parálisis o convulsiones.Además del riesgo de tocarlo accidentalmente, los buceadores están expuestos a ser atacados ya que el pez león defiende agresivamente su territorio y ante la presencia de un intruso —un animal o un ser humano— reacciona lanzándose contra él para tratar de herirlo con sus espinas.Como decíamos, el Pterois volitans es nativo del Pacífico Occidental y Oceanía. Pero debido a su gran belleza se hizo muy popular entre los acuaristas y fue introducido en grandes cantidades en los Estados Unidos. No tardaron, sin embargo, en ocurrir liberaciones deliberadas o accidentales —por ejemplo de acuarios caseros o comerciales arrasados por huracanes— y comenzaron a registrarse avistamientos de ejemplares a todo lo largo de la costa atlántica norteamericana. De ahí, el pez león fue propagándose hacia el sur, hasta llegar a la Florida, las Bahamas, Cuba, Haití, la Dominicana, Puerto Rico y el Caribe mexicano. Como las condiciones naturales en las aguas tropicales del Atlántico, el Caribe y el Golfo de México son parecidas a las de su lugar de origen, el pez león ha podido establecerse y reproducirse sin problemas y ya se ha naturalizado. Es decir, de inmigrante pasó a ser residente permanente. Y parece que sus poblaciones han aumentado considerablemente en pocos años, al menos en aguas norteamericanas. Incluso, es relativamente abundante muy al norte, en aguas frías donde se pensaba que no podría prosperar. Este pez, que alcanza hasta 38 centímetros de largo, forma pequeños cardúmenes en la etapa juvenil, pero de adulto lleva una vida solitaria. Es carnívoro y habita arrecifes coralinos y zonas cubiertas de algas, desde los diez hasta los 175 metros de profundidad. Por fortuna, es poco activo durante el día y se mantiene oculto entre piedras y formaciones de coral, y al caer la noche se dirige hacia aguas más profundas en busca de presas. Debido a estos hábitos, se reducen las probabilidades de que un buceador se tope con él. Pero, de cualquier manera, no deja de ser una mala noticia que a la ictiofauna de los arrecifes coralinos de la península se haya sumado tan peligroso inmigrante del Pacífico.