Aprovecharán empresarios yucatecos el bagazo del henequén

Negocios - Martes 2 de septiembre (14:15 hrs.)

Invertirán un millón de pesos en el proyecto
Producir biogas con tecnología de punta, el objetivo

El Financiero en línea

Mérida, Yucatán, 2 de septiembre.- Empresarios yucatecos invertirán un millón de pesos para aprovechar el bagazo del henequén para la producción de biogas con tecnología de punta, para competir con otras naciones como Brasil y convertir a Yucatán en el primer laboratorio de biogestores del agave.

El empresario yucateco, Raúl Espinosa Avila, propietario de la hacienda San Eduardo, explicó que en los próximos meses se concretará la construcción de la primera planta productora de energía ecológica en Yucatán.

Para la elaboración del biogas se contará con un biodigestor de 125 metros cúbicos para colocar el bagazo y fermentarlo, que estará cerrado herméticamente, sin aire, para que los microorganismos trabajen para la composta, anotó.

Mientras que para la producción se adquirirá equipo de alta tecnología que se usa en otros países para la creación del combustible natural, que será empleado para el funcionamiento de la desfibradora, a fin de reducir los altos costos de la energía eléctrica, apuntó.

Este combustible, señaló, también se adaptará para uso de los camiones de carga que transportan la penca, ya que los altos costos del diésel afectan a los parcelarios

Se pretende que durante 45 días seguidos se obtenga 40 metros cúbicos de biogás, además, de un tercio del fertilizante que se obtenga será sólido y podrá servir para la siembra de granos, y dos tercios será líquido para utilizarlo en la fertirrigación o fumigación.

Espinosa Avila, indicó que en su finca ubicada en Dzemul se cuenta con una desfibradora, donde se ubicará la primera planta biodigestora en la entidad, que tiene como objetivo utilizar el bagazo de desecho que se obtiene luego de la raspa de la fibra, para dar un valor agregado al producto.

Precisó que la desfibradora procesa 100 mil hojas de agave al día, y sólo se aprovecha el cuatro por ciento, que es la fibra que se obtiene y después de la raspa se desperdician 50 toneladas de bagazo.

De ahí que al contar con la materia prima de manera permanente el negocio es viable para la producción del biogás, incluso, se tiene proyectado contar a largo plazo con una superficie de mil hectáreas de cultivo, subrayó.

Actualmente, agregó, la finca posee 12 mil mecates de henequén, de los cuales tres mil 500 están en producción y el resto en diferentes etapas de cultivo, que tardan hasta siete años.

El empresario indicó que la desfibradora tiene capacidad para trabajar dos turnos procesando 200 mil hojas que dejarán 100 toneladas de bagazo, que será convertido en gas natural.

Esta planta, dijo, será una alternativa en la producción de combustible, que actualmente registra costos muy elevados con el petróleo, no es un invento nuevo porque ya se aplica en otros países, como Tanzania.


Aseguró que los productos que deriven del procesamiento del bagazo del henequén, como el biogás y los fertilizantes, tendrán el aval de la Fundación Produce Yucatán y se tendrá la denominación de Oro Verde.

Destacó que el proyecto beneficiará a más de cinco mil campesinos que se dedican al cultivo de henequén con pocas ganancias, pero ahora tendrá su producción mayor valor comercial.

Ante los buenos resultados que tendrán los henequeros se espera que más parcelarios se animen a sembrar agave, pues tendrán alternativas reales en la actividad.

A su vez el presidente del Sistema Producto Henequén, Francisco Hernández Sosa, subrayó que tener buenos resultados en la producción de biogás, otras 10 desfibradoras que todavía operan incursionarán en el proceso para beneficiar a mayor número de parcelarios.

Para ello, afirmó se contará con una cooperativa integrada por los parcelarios que tendrá como función velar por los intereses de los miembros en la comercialización y evitar que sean mal pagados por los intermediarios.

Entre las desfibradoras que participarían cita a dos ubicadas en Baca y otras más de Hunucmá, Tahmek y Sotuta de Peón, entre otras. (Yoisi Moguel/Finsat/MCH)